Los acontecimientos no dejan de sucederse en el PP valenciano. Algunos de forma discreta, otros con mayor visibilidad, pero todos evidencian...
Los acontecimientos no dejan de sucederse en el PP valenciano. Algunos de forma discreta, otros con mayor visibilidad, pero todos evidencian la intranquilidad que se respira a nivel interno. La dimisión de José Císcar como presidente provincial de Alicante ha tratado de colocar como consecuencia directa no sólo un debilitamiento mayúsculo en el liderazgo de Isabel Bonig sino directamente de ser la puerta inmediata de salida de la líder regional. La realidad, como siempre, es más compleja de analizar. El resultado electoral fue un duro golpe para la formación del que todavía no se ha repuesto. Las relaciones ente la dirección nacional y la regional no son las mejores aunque algunas de las últimas negociaciones se han desarrollado con cierta normalidad. Y un ejemplo es el de Alicante. Carlos Mazón ha sido el hombre elegido por Génova para la Diputación. Un papel que, al igual que César Sánchez en la pasada legislatura, está llamado a ser protagonista como contrapoder al Gobierno autonómico de izquierdas y puede servir de trampolín. La colocación del hasta ahora director de la Cámara de Alicante no se ha encontrado con una oposición de la cúpula del PPCV pese a ser considerado de la línea de José Joaquín Ripoll, expresidente de la corporación provincial, y proveniente del «zaplanismo». De hecho, varias voces parecían proclives a naturalizar en cierto modo la ligazón con este sector después de tantos años. Císcar, sin embargo, sí ha visto recortado su poder y decidió marcharse tal como tenía pensado desde hace un tiempo. Lo hacía de forma consensuada con Bonig, a quien ha afectado esta situación en el ámbito personal puesto que fue uno de los cargos más importantes que la aupó a la presidencia del partido tras la etapa de Alberto Fabra. Un apoyo fundamental que posteriormente se tradujo en un cierre de filas de los líderes provinciales y le trajo estabilidad. A Císcar lo sustituye el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón. Un relevo que, aseguran desde la dirección regional, también ha sido totalmente acordado. En todo este contexto, es cierto que el resumen podría ser que Génova ha impuesto a su hombre en Alicante -habrá que esperar si también como referente en toda la Comunidad- y que a Bonig se le va un puntal del partido. Pero los efectos sobre su liderazgo no han de tener una lectura inmediata con estos hechos. El cuestionamiento hacia ella proviene especialmente de sectores alejados y las voces se han alzado en un momento en el que se busca culpables ante los resultados electorales. Pero no se vaticina una salida próximamente ni por propia voluntad ni por orden de Madrid. «No van a empezar a rodar cabezas» «No tiene intención alguna de marcharse ahora», aseguran desde su entorno ante los rumores que van circulando los últimos días. «Pablo Casado no va a empezar a hacer rodar cabezas en este momento», señalan otras fuentes, incluyendo en esa reflexión a la número dos, Eva Ortiz, cuyo futuro cercano también se pone en duda por algunos. En su opinión, las preocupaciones del líder nacional se encuentran en el escenario nacional para formar Gobierno y en la posibilidad de que tengan lugar otras elecciones. «Si hay que ir a votar unas generales otra vez, no nos puede pillar abriendo melones de liderazgos dentro del partido», añaden. Lo que ocurra con Bonig lo remiten al congreso regional, para el cual no hay fecha y que según el calendario establecido debería celebrarse en 2021. Sí que coge fuerza, en este sentido, que el cónclave pudiera adelantarse por parte de Génova al año que viene, pese a que la cúpula del PPCV no es partidaria de anticipar ningún proceso interno y de hacerlos todos por orden (primero el nacional y luego el resto). Bonig siempre ha manifestado su intención de presentarse por segunda vez para consolidar su liderazgo, todavía en construcción. Y será en esta cita, para la cual todavía queda mucho tiempo, en la que finalmente se verá si podrá cumplir con su voluntad, si ésta ha cambiado, o si el objetivo de Madrid es otro. Por el momento, la intención que parece más real es la de celebrar los congresos de Valencia provincia y de la ciudad antes de final de este año. Para el primero se da por hecho, si nada da un vuelco, que Juan Ramón Adsuara salga como nuevo presidente -tras la complicada configuración del grupo en la Diputación de Valencia que ha tenido que gestionar estas semanas- y para el segundo María José Catalá tratará de coger las riendas del partido como primer paso para un futuro político que no desvela más allá de su proyecto a corto plazo en Valencia ciudad.by via España
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