Dana Leonte, rumana de 31 años, es la víctima número 46 en la estadística de los crímenes machistas. Llevaba desaparecida desde el 12 de jun...
Dana Leonte, rumana de 31 años, es la víctima número 46 en la estadística de los crímenes machistas. Llevaba desaparecida desde el 12 de junio. Su pareja, Sergio Ruiz, ha pasado cien días manteniendo que se fue de la casa que compartían con su bebé en Arenas (Málaga) porque estaba agobiada, pero no había ni rastro de ella. El pasado día 21 el perro de un vecino que andaba por el monte, a 5,7 kilómetros de la vivienda familiar, trajo en la boca un hueso. Era un fémur con restos blandos y una fractura en la parte inferior. De Dana, según certificó el ADN. El 28 de septiembre, una juez de Vélez-Málaga ordenó el ingreso en prisión de Sergio Ruiz por homicidio; le privó de la patria potestad y le prohibió acercarse o comunicarse con Lucía, la hija de la pareja de 18 meses. Mientras la Guardia Civil sigue buscando en el monte, ayer la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género incluyó a la mujer en su lista del horror. También a Lucía; con ella son 38 los menores que se han quedado sin madre en lo que va de año. Sin la patria potestad Sergio Ruiz, entre las 19.00 horas y las 22.40 del 12 de junio, golpeó al menos en una ocasión con un palo de madera en la cabeza a su pareja, Dana Leonte, que quedó «inconsciente o malherida», según el auto de prisión al que ha tenido acceso ABC. Luego la envolvió en un edredón y la arrastró escaleras abajo. La metió en su coche, un Mitsubishi Pajero para trasladarla, «bien para ocultarla porque ya la había matado» en la casa de Arenas o «bien para matarla y ocultarla». Ruiz mató o dejó malherida a Dana en la casa —no se concreta en el auto— y a las ocho de la tarde se presentó vestido con ropa de trabajo en el bar Alhambra del pueblo, según la dueña del local. Más tarde se duchó, se cambió de ropa y se presentó a recoger a su hija que estaba con su cuidadora. El relato de hechos, basado en el atestado de la Guardia Civil de Málaga, cruza testimonios, con intervenciones telefónicas, recogida de muestras y dispositivos de geolocalización. Según la juez, el sospechoso hirió o mató a su mujer entre las siete y cuarto y las ocho de la tarde. Justo antes estuvo una patrulla de agentes en la casa porque la pareja aseguró haber sido víctima de un robo. Los teléfonos móviles, esenciales A partir de las 19.53, desde el teléfono de Dana se enviaron una serie de mensajes. Según el auto, no fue ella quien los mandó, sino su pareja, que negó conocer las claves del móvil de Dana. Una exnovia de Ruiz declaró que éste le había reconocido que él y Dana usaban indistintamente sus móviles y que ambos se sabían el pin y el patrón del teléfono del otro. Los mensajes resultaron sospechosos desde el inicio. La víctima no cometía faltas de ortografía ni acortaba las palabras. A esa misma hora, los dos teléfonos están en la misma área del repetidor de Arenas, que corresponde a la casa familiar. Sergio usó, según la juez, la coartada de los mensajes pero a la vez explicó que estaba en Vélez-Málaga en ese momento, mientras que el repetidor lo sitúa en Arenas. Los telefónos de ambos se encienden y apagan casi al mismo tiempo, con escasos minutos de diferencia. El de Dana lo hace a las 22.35 del día de los hechos, el momento en que él recoge a su hija que estaba con la cuidadora. Otro detalle sobre los teléfonos. Sergio Ruiz siempre apagaba su móvil por las noches. La madrugada del 15 al 16 de junio lo enciende y la zona que marca el repetidor no es su casa, sino el lugar en el que ha sido hallado el fémur. Él explicó que lo hizo para ver si se sabía algo de su pareja, «lo que no es verosímil a esas horas», dice la juez. Restos de sangre en la vivienda La sospecha de que Dana fue malherida o asesinada en la casa se basa en que un perro especializado en restos cadavéricos detectó la presencia de sangre y se han hallado restos biológicos «de color rojizo» en el palo de madera y otras manchas rojizas o marrones en distintos objetos, lugares y prendas del domicilio que «apuntan a restos de sangre» de la mujer. En el primer registro, en junio, se apreció que Ruiz limpió con lejía y aguarrás la casa, de lo que se deduce que lo hizo para eliminar los restos de sangre. En el auto se menciona que se han empleado reactivos que dan positivo a sangre «en muchas zonas y objetos de la casa». Sin embargo, el abogado de la defensa, Juan José Moreno, sostiene que los informes de Criminalística de la Guardia Civil posteriores desvirtúan estos indicios y concluyen que solo hay sangre de Sergio en una toalla. «El resto son restos biológicos de él, de ella, mezclados de ambos e, incluso, de un tercero pero no se concreta que son de sangre», explicó a ABC. A su juicio, los hechos del auto de prisión no se corresponden con los resultados de las pruebas científicas. Marcos García-Montes, abogado que ejerce la acusación en nombre de la familia de Dana, ha denunciado al Juzgado de Violencia de Género que el Servicio de Protección de Menores de la Junta ha incumplido la resolución judicial y ha entregado a la niña al hermano de Sergio. El letrado reclama que la pequeña quede bajo la custodia de la familia materna. La juez alegó entre las causas para retirar al padre la patria potestad que puede causarle daño y además había comentado por teléfono que quería suicidarse.by via España
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